El texto de Julio Cesar Pintos Cubo nos muestra claramente como la educación para la comunicación es algo más que aprender a leer los medios, la comunicación en si, puede ser el motor del aprendizaje de las personas. Como bien narra el autor, la gran mayoría de conocimientos adquiridos por cualquier persona proviene de los medios de comunicación, por este motivo cabe destacar la gran relevancia que estos tienen en la educación.
En el texto, se hace referencia a la teoría general de educación para los medios de Martínez de Toda, donde establece seis dimensiones prioritarias del sujeto educado. El sujeto que recibe la educación a de estar alfabetizado mediáticamente, es decir, que debe conocer los lenguajes audiovisuales. Pero esta no puede ser su única característica. Es necesario crear un sujeto consciente (el que sabe como funcionan los medios de comunicación y cuales son sus intereses); un sujeto activo (deconstructor/reconstructor del significado de los medios en función de su contexto social y su propia identidad); un sujeto crítico (evalua la distorsión de la realidad que ejercen los medios); un sujeto social (mantiene una relación activa con su comunidad o el mundo en general); y el sujeto creativo (sabe como producir mensajes audiovisuales originales). Cuando una persona ha alcanzado la madurez en todas estas dimensiones, se considera que será totalmente capaz de llevar a cabo un aprendizaje adecuado a través de los medios, ya que dispondrá de las herramientas necesarias como para filtrar la información y emitir mensajes de respuesta o crítica.
Para finalizar la entrada, me gustaría destacar una de las aportaciones de Freire, en la que expresaba que los educandos también aportan significados y participan en la construcción de conocimiento y en la de identidades personales y sociales. Por otro lado, Mario Kaplún destaca el concepto de emirec, es decir, un emisor y un receptor de ideas en el mismo proceso, y dice que cualquier sujeto puede ser un emirec.
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